¡Gracias El País por dar difusión a nuestro proyecto MIR!
Ver artículo aquí.
El sonido de una flauta travesera y de una guitarra recorre la unidad de cardiología del hospital 12 de octubre. La letra de Sabor a mi de Luis Miguel sale de los labios de Gabriel Manzanares, al que Aapo Gronlund le acompaña pulsando enérgicamente las cuerdas de su guitarra. Ambos jóvenes son Músicos Internos Residentes (MIR) y forman parte de la asociación sin ánimo de lucro Música en Vena, orientada a demostrar el impacto positivo de la música en directo en pacientes que están ingresados (tanto en coma inducido como conscientes). El proyecto comenzó en noviembre de 2016, cuenta con 13 músicos (algunos en situación de desempleo) y se está experimentando en las especialidades de medicina intensiva, neonatología, rehabilitación , hematología y cardiología.
«La música me relaja y me aísla del bullicio que se oye aquí continuamente y me ayuda a sobrellevar un poco más la enfermedad. La gente que viene toca durante media hora y no me canso de escuchar», asegura José Manuel, de 50 años. El madrileño lleva 15 días en la unidad de cardiología del hospital 12 de octubre por un paro cardíaco. No es la primera vez que le pasa algo semejante.
Cuando llegan Manzanares y Gronlund para tocar a los pies de su cama él les observa atentamente e incluso se atreve a hacerles una petición. «Yo no entiendo mucho de música clásica, quería saber si me podéis cantar algún tema más pop», pregunta Jose Manuel a los MIR. «¿Conoce Sabor a mi de Luis Miguel?», pregunta Manzanares mientras el paciente le responde afirmando con la cabeza. «Tanta vida yo te di, que por fuerza tienes ya, sabor a mi», tarareaba Manzanares mientras alternaba la voz con la flauta travesera y Jose Manuel se movía al son de la melodía.
«Maravilloso, de verdad, una preciosidad. Me gusta la guitarra pero la flauta ha sido magistral», afirmó emocionado el paciente a los MIR. Jose Manuel les pide otra canción pero antes cuenta a los músicos que los instrumentos que más le gusta escuchar son el violín y el contrabajo. «La terapia musical me ayuda en mi recuperación.Tengo que seguir para adelante y agarrarme a la vida, pero aquí el día a día es muy duro porque he tenido avances y también retrocesos», confiesa.
Jose Manuel es afortunado porque a su alrededor hay muchas camas con gente entubada, muchos de ellos en coma inducido. Estas personas también reciben terapia musical de los MIR. «Al principio era un poco raro tocar para alguien que está sedado, pero también nos explicaron que la persona lo siente de alguna manera. Si mirabas sus constantes mientras sonaba la música algunas veces se veía que el paciente se tranquilizaba», afirma Manzanares emocionado. El joven se ha formado en un conservatorio durante años y estudia música para dedicarse a ello profesionalmente. Es guitarrista, pero también toca el saxofón, el piano y el bajo (además de la flauta travesera).
«Tocar para Jose Manuel ha sido muy bonito. Cuando a alguien le gusta lo que haces es genial, pero si es alguien que está pasando por un momento complicado es maravilloso», aclara. Manzanares lleva desde el pasado abril en la asociación y se emociona al recordar que familiares de pacientes muy graves han llorado mientras él cantaba, contagiándole las lágrimas incluso a él mismo.
Por su parte, Aapo Gronlund, que es guitarrista y lleva un año en España, considera su trabajo en el hospital 12 de octubre como algo excitante. «Normalmente cuando toco me estoy comunicando con la persona que tengo delante, pero cuando la música es para alguien que está inconsciente pienso que también se consigue un efecto de otro tipo», cuenta el joven.
Juan Carlos Montejo, es el jefe del servicio de medicina intensiva del 12 de octubre y explica que el proyecto de colaboración con la asociación Música en Vena empezó en octubre de 2016 y «tiene tres años de recorrido». «En la iniciativa participan enfermos que tienen medicación sedante o anestesias, entonces pensamos que la música puede contribuir a reducir las necesidades de esa medicación. Este es uno de los principales objetivos del estudio que hacemos», dice.
Montejo explica que en la UVI se están estudiando los beneficios de la terapia musical con 30 pacientes y destaca que es un servicio gratuito que ofrece el hospital financiado por entidades privadas. «Tenemos dúos de piano y voz, de flauta y guitarra, flauta y chelo, flauta y violín o clarinete y guitarra. Cuando el paciente está en coma no puede decir nada, pero cuando sale siempre le preguntamos qué le parece que le toquen música a pie de cama y todos han respondido positivamente», explica.
Este respaldo positivo es algo que saben muy bien Manzares y Gronlund, los MIR de Música en Vena, que tras tocar para Jose Manuel van hacia las camas de los siguientes pacientes emocionados por la reacción efusiva del paciente ante su música. «Ha sido muy bonito, se me ponía la sonrisa y no podía quitarla», le confiesa Manzanares a su compañero mientras caminaN por los largos pasillos del hospital con sus batas blancas como un médico más.